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El Palacio Honmaru del Castillo de Kawagoe es una de las pocas edificaciones de honmaru que sobreviven en la región de Kanto. Elegido como uno de los 100 castillos más famosos de Japón, este sitio transmite la historia y cultura del Castillo de Kawagoe, ofreciendo numerosos atractivos que incluso los visitantes primerizos pueden disfrutar. En este artículo, te presentamos información esencial y los puntos destacados que no te puedes perder para aprovechar al máximo tu visita.
El Castillo de Kawagoe fue construido en 1457 por orden de Uesugi Mochitomo, llevado a cabo por el dúo padre e hijo Ota Doshin y Dokan. Durante el período Sengoku, fue controlado por el clan Hojo, y en la era Edo, Tokugawa Ieyasu nombró a Sakai Tadakatsu como señor del castillo, convirtiéndolo en un sitio histórico importante.
El Palacio Honmaru actual fue reconstruido en 1848 por el entonces señor Matsudaira Naritsune. Tras la Restauración Meiji, muchos edificios del castillo fueron desmantelados, pero una parte del Palacio Honmaru sobrevivió al ser reutilizado como oficina prefectural, salón público y gimnasio, permitiendo su conservación hasta la actualidad.
| Categoría | Tarifa |
|---|---|
| Adultos | 100 yenes |
| Universitarios y estudiantes de secundaria | 50 yenes |
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Actualmente solo existen dos palacios honmaru en pie en todo Japón: el del Castillo de Kawagoe y el del Castillo de Kochi. El Palacio Honmaru del Castillo de Kawagoe, como el único sobreviviente en el este de Japón, está designado como un importante bien cultural. Antiguamente era utilizado para recibir al Shogun, conservando hasta hoy su aire de prestigio. Aunque solo queda una parte del edificio, los diseños de los salones y la entrada evocan la dignidad y majestuosidad de la época.
Si observas detenidamente los pilares y vigas del Palacio Honmaru, notarás adornos llamados “kugi-gakushi” que cubren las cabezas de los clavos, combinando funcionalidad y estética.
Los clavos decorativos del Palacio Honmaru del Castillo de Kawagoe tienen forma de hoja, y el espacio central parece un corazón. Este diseño no fue intencional, sino que surgió como resultado de una fiel representación de la forma de una hoja.
Fabricados en cobre o hierro, estos adornos también simbolizaban estatus y maestría artesanal. En edificios oficiales como el Palacio Honmaru, la habilidad de los artesanos se refleja hasta en los más pequeños detalles.
Dentro del palacio, puedes ver exhibiciones de clavos originales, permitiéndote apreciar de cerca las técnicas de metalurgia de la época. Cada pieza tiene sutiles diferencias en forma y tamaño, haciendo de su observación una experiencia fascinante.
Una parte del Palacio Honmaru reconstruye la Sala de los Consejeros, donde los altos funcionarios realizaban tareas administrativas y tomaban decisiones políticas cruciales.
La exhibición recrea una escena donde los consejeros discuten la defensa de la bahía de Edo tras la llegada de los barcos extranjeros, capturando la atmósfera tensa de finales del período Edo con maniquíes de tamaño real.
Las discusiones incluían la construcción de las baterías de Shinagawa, precursoras de la actual Odaiba. El dominio de Kawagoe también participó en la defensa nacional. Los paneles explicativos ofrecen una comprensión más profunda del papel del dominio de Kawagoe en ese periodo.
El palacio también alberga una reproducción de un inodoro de la era Edo. Aunque su estructura es simple en comparación con los modernos, muestra ingeniosas soluciones.
El urinario de madera tenía hojas de cedro en el fondo para desodorizar y prevenir la suciedad. Además, había un marco de madera para levantar los dobladillos de los kimonos, reflejando la cultura de vestimenta de la época Edo.
La existencia de inodoros separados por género también muestra una conciencia de la higiene y las diferencias de clase dentro del palacio. Es notable cómo algunos elementos estructurales básicos persisten hasta hoy, ofreciendo una sensación de continuidad cultural.
Estas exhibiciones permiten imaginar de manera concreta cómo vivía la gente durante la era Edo.
Las ventanas del palacio tienen un mecanismo único de fijación de postigos utilizando barras de madera en forma de T. Estas barras se deslizan horizontalmente y se insertan en agujeros del marco de la ventana para asegurar firmemente los postigos.
Este método evitaba que los postigos se movieran con el viento fuerte y reforzaba la seguridad, todo sin usar piezas metálicas, demostrando el alto nivel de artesanía de la época.
La arquitectura palaciega de la era Edo combinaba formalidad con medidas defensivas, y este mecanismo es un claro ejemplo. Incluso hoy, su belleza funcional sigue siendo evidente, narrando la historia de la habilidad artesanal tradicional japonesa.
Después de la era Meiji, el Palacio Honmaru del Castillo de Kawagoe fue reutilizado para varios propósitos. Tras la guerra, incluso funcionó como gimnasio cubierto.
Aún se pueden ver marcas de balones de voleibol en el techo del Gran Salón. Las manchas oscuras y los daños en los paneles de madera evidencian cómo este edificio histórico formó parte de la vida cotidiana de los ciudadanos.
Un espacio que alguna vez fue reservado para ceremonias de alto nivel asumió nuevos roles con el paso del tiempo, ofreciendo un ejemplo valioso de cómo equilibrar la preservación cultural con el uso práctico. No olvides mirar al techo durante tu visita para descubrir estas fascinantes huellas de la historia.
El Palacio Honmaru del Castillo de Kawagoe ofrece un espacio elegante que transmite el prestigio histórico. Cada paso revela nuevos descubrimientos, desde la maestría artesanal hasta las huellas de eventos históricos clave.
Cuanto más conoces, más crece su encanto.
¡Ahora que conoces sus atractivos, disfrutarás aún más de tu recorrido por el Palacio Honmaru! Camina por este sitio histórico y sumérgete en las profundas historias del Castillo de Kawagoe.
