Un lugar para sentir la llegada de la primavera: crónica del Festival de Ume de Setagaya
Si estás buscando un lugar en Tokio donde puedas sentir la primavera antes de tiempo, el Festival de Ume de Setagaya es un evento que no puedes perderte.
Celebrado en el parque Hanegi, cerca de la estación Umegaoka de la línea Odakyu, este festival presenta más de 650 ciruelos en flor, ofreciendo una experiencia valiosa donde se combinan la belleza de las flores y la calidez de la comunidad local.
En este artículo te compartiré los paisajes que vi caminando por el lugar, la atmósfera que solo se percibe allí, y los vínculos humanos que me tocaron.
Festival de Ume de Setagaya
El Festival de Ume de Setagaya es un evento anual celebrado de principios de febrero a principios de marzo en el parque Hanegi, en el distrito de Setagaya, Tokio. Con más de 650 ciruelos en flor, es uno de los mejores lugares de Tokio para disfrutar de esta temporada floral.
A solo minutos de la estación Umegaoka: un lugar floreado en sintonía con el barrio
Al llegar a la estación Umegaoka, el kanji “ume” (ciruelo) en su nombre ya deja entrever su conexión con la zona.
El parque Hanegi está a solo 3 minutos a pie, rodeado de un tranquilo barrio residencial donde se extiende este famoso lugar para ver flores de ciruelo.
El origen de estos árboles se remonta a 1967, cuando 55 concejales del distrito plantaron 55 ciruelos conmemorativos. Luego se plantaron más para eventos como el centenario de Tokio o el 40 aniversario del distrito de Setagaya. Hoy en día, hay 270 ciruelos rojos y 380 blancos, sumando 650 en total.
Según los locales, antiguamente el parque era solo una zona boscosa, pero los ciruelos siempre captaron la atención.
Con el tiempo se fue acondicionando y ahora es un paisaje que anuncia la primavera, muy querido por todos.
Paseo entre 650 ciruelos que colorean el parque Hanegi
Nada más cruzar la entrada principal del parque Hanegi, lo primero que llama la atención son los ciruelos en plena floración.
Árboles grandes y pequeños extienden sus ramas, desplegando flores blancas, rosadas y rojas que hacen sentir la primavera con todo el cuerpo.
Con 270 ciruelos rojos y 380 blancos, los 650 árboles envuelven a los visitantes en una atmósfera mágica.
El suave balanceo de las flores con la brisa es una belleza difícil de capturar en fotos.
El jardín de ciruelos es amplio y los senderos curvos ofrecen nuevas vistas a cada paso.
Pude disfrutar de las diferencias en forma, color y tipo de flor mientras caminaba.
Encuentro con sabores y alegría: la zona de feria del parque Hanegi
Más allá del jardín de ciruelos se encuentra una plaza donde empieza otra parte divertida del festival.
Allí se alinean puestos de comerciantes locales vendiendo productos como mermelada de ume, dulces típicos y recuerdos.
También hay puestos de comida con yakisoba, cerveza y más, creando un ambiente festivo que invita a quedarse.
Los productos hechos con esmero por los locales son ideales para completar la experiencia.
Por todo el recinto se veían sonrisas de personas comprando y comiendo.
Vibraciones locales con los tambores Yamazaki
Durante el festival se realizan diversos eventos cada día.
El día que fui, niños locales presentaron una actuación de tambores tradicionales Yamazaki.
El poderoso sonido de los tambores resonaba por el parque, combinando con los ciruelos en flor para crear una escena única de primavera.
Entre los espectadores había familias, personas mayores y turistas extranjeros, todos aplaudiendo con entusiasmo.
Fue emotivo ver cómo la comunidad entera apoyaba con cariño a los pequeños músicos.
Un descanso con té caliente: servicio de cortesía que reconforta
Dentro del recinto se ofrecía té gratis para los visitantes.
El té hojicha servido en vasos de papel calentaba cuerpo y alma.
En el aire aún fresco de principios de primavera, este tipo de atención fue especialmente reconfortante.
Junto a las flores, también se podía sentir el calor humano.
Un momento para sentir la primavera: contemplar ume y conectar con la comunidad
Pasar tiempo rodeado de flores de ciruelo fue una experiencia que superó la simple contemplación.
La amabilidad de las personas y los eventos con raíces locales dejaron una impresión profunda.
A diferencia de los grandes eventos, aquí se respiraba un ambiente íntimo y tranquilo donde se sentía el alma del vecindario.
Con la primavera comenzando, ¿por qué no darte una vuelta y disfrutar de una estación serena en la vida diaria?